sábado, marzo 24, 2007

Quisiera hacer el día de hoy una mención especial a un amigo que conozco del Foro de Apogeusone.es, y que me hizo una mención el capítulo Nº4 de su Podcast "El Legado".

Magopuki, cuando quieras pásate por este rincón a dejarme tu comentario, pues. Yo te voy a estar agradecido.

Y al resto de mis lectores, pueden escuchar el podcast de mi buen amigo, haciendo un clic en el link de su izquierda donde dice "Blog y Podcast de Mago Puki", o ingresar directamente a esta dirección

viernes, marzo 23, 2007

Puta... No se como aguantan tanto... pero por problemas varios que no quisiera contar, deje botado el blog... pero ahora les dejo un capítulo nuevo, porque tengo muchas ganas de seguir escribiendo.

En el capítulo de hoy, no pondré los dibujos. Estoy buscando a alguien que sea mejor que yo para esto, así que cuando lo consiga, y escanee los trabajos, los pondré en un post aparte.

Capítulo IV
Entrenamiento de Espadachín
Cazando con Jack
Una sensación extraña

Desierto de Sathin, día 21, mes del Wyvern

Llevamos tres días de viaje, sin descanso; no sé cómo aún me quedan energías para seguir escribiendo este diario, pero qué mas da, total Jack me prometió que mañana saldremos a cazar algunos monstruos, y así aprovecharemos de practicar con el manejo de mi espada nueva.

Jack encontró unos cuantos palos secos para encender fuego, ya que ahora es de noche y hace mucho frío, menos mal que traigo puesta la capa que me regaló el capitán, ya que es muy abrigadora.

- Debes dormirte ahora, Shin. – Me dice Jack al ver que todavía estoy despierto – Mañana será un gran día y será muy agotador.

- No puedo, – Contesto – tengo que escribir.

Jack se queda mirando largo rato cómo escribo mi diario, que ya tiene una buena parte de hojas escritas. Paro de escribir un rato y me quedo observando a Jack.

- ¿Sucede algo?

- ¿Siempre llevas contigo ese cuaderno?

- Es mi diario de vida, tengo que escribir cada vez en él cuando tengo tiempo.

- ¿Y desde cuándo que empezaste a escribir?

- Desde que llegué a Mozrich.

Luego se fue a su carpa a dormir, mientras yo seguí escribiendo, después de un rato me quedé dormido, pero no había cerrado los ojos cuando rápidamente desperté y me fui para mi carpa a seguir durmiendo.

* * *

Día 22

Amanece en el desierto una vez más.

Jack calentó los panes que me dieron en el fuego y nos los comimos juntándolo con un poco de queso que mi compañero traía. Ahora que lo observo, a juzgar por su apariencia, Jack es una buena persona, es calmado, serio, algo callado (cuando no está hablando conmigo), y muy simpático. Como si no fuera él con quien luche hace unos días, parece otra persona cuando lucha.

Después de ese suculento desayuno, preparamos todo para proseguir con el viaje, pero no llevábamos ni tres horas de camino cuando iniciamos el típico diálogo matutino.

- Jack, ¿es muy largo el camino a Thremis?

- Mas o menos, a este paso llegaremos en un par de semanas o más. Debemos ir a Azeroth primero y luego a Kegaroz a buscar a unos amigos míos que quieren conocerte.

- ¿Y qué tiene de importante Azeroth en todo esto?

- Debes ir al Templo de esa ciudad, es muy hermoso, lástima que con los tiempos que estamos viviendo ahora con esos bastardos del Imperio de Serris, prohíban la entrada. El templo está dedicado a Lorden, dios del elemento Fuego.

- El Templo de fuego, ¿eh? Interesante. Y dime, ¿cómo es Thremis?

- Es el lugar más bello e inimaginable de todo el mundo de Ídem, es la capital del reino y principal enemiga del Imperio, pero tenemos aliados muy influyentes, y la reina Milena sabe cómo arreglárselas.
- ¿Y Kegaroz?

- Kegaroz es una aldea ubicada a 1 dorim* y medio de distancia de aquí, los amigos a quien debemos encontrar nos están esperando ahí.

- ¿Y qué clase de amigos son?

- Son parte del brazo fuerte del ejército de Thremis, la Guardia Lumínica, o lúminos, como se hacen llamar.

Permanecimos en silencio un buen rato y un par de horas después vimos algo que nos sorprendió. Eran monstruos, como escorpiones, pero 10 veces más grandes de lo normal.

- Antoleones. – Dijo Jack al verlos -. Es común verlos por aquí. ¿Estás listo para aprender a usar tu espada? Te divertirás un poco cazando conmigo.

- Caza de monstruos, ¿eh? Pues adelante.

Desenvainé mi espada al instante, mientras que mi compañero sacaba sus dagas de su cinto. Aprovechamos de escondernos sigilosamente en unos arbustos desérticos que había por ahí, para que los Antoleones no nos vieran.

- Pon atención, chico. – Comenzó Jack -. Lo primero que debes hacer es sostener tu espada en punta, así. – Jack hizo una mímica juntando sus manos como si estuviera agarrando un palo enorme, y luego apuntó hacia mi, poniéndose en guardia – Procura hacerlo rápido, ¿entendiste? Bueno, ahora enfunda tu espada y practica.

Y así lo hice, las primeras veces me costó hacerlo, ya que me era muy dificultoso desenvainar mi espada, luego a la tercera vez logré hacerlo sin problemas y enfilé la punta en dirección a Jack.

____________________
* Dorim: Máxima unidad de medida de Ídem. (Véase en tabla de medidas de Ídem y equivalencias con el planeta Tierra)




- ¡Bien! Has aprendido a desenvainar tu espada y ponerte en guardia. Ahora prepárate, que harás un simple ataque. Con un simple ataque practica haciendo cortes en el aire, será un poco más difícil, ya que tu espada es algo pesada, pero todos los espadachines lo hacen cada vez que prueban el arma y a la vez acostumbrarse al peso. Inténtalo y trata de no caerte.

Bueno, pues lo intenté. Las primeras veces cada vez que trataba de mantenerme en pie para rajar el aire, me caía o trastabillaba, incluso casi le corto una mano a Jack, luego tuve un poco más de cuidado y me entretuve rajando el viento con mi arma.

- ¡Lo estás haciendo muy bien! Ahora... – Continuó Jack mientras buscaba un pedazo de madera grueso entre los arbustos. – Trata de partir esto en dos partes iguales, debe ser un corte preciso y certero. ¡Cuidado con equivocarte!

Y así fue, me resultó a la primera; le di un golpe muy rápido y fuerte a la vez que en un santiamén quedó partido por la mitad.

- ¡Perfecto, Shin, aprendes muy rápido! – Exclamó Jack – Ya tenemos la leña para el almuerzo. Ahora viene la parte difícil, – Señaló a los monstruos – debemos pelear contra los antoleones si queremos cazarlos.

Entonces nos fuimos arrastrando por la arena silenciosamente; Jack me tiró arena a la ropa para que me ayudara a camuflarme (los colores de mi ropa eran de un azul muy vistoso y podrían verme), nos acercamos lentamente hasta que estuvimos lo suficientemente cerca de ellos. Eran de un tamaño impresionante, me imagino que con el tamaño de sus tenazas podrían derribar una casa entera, cosa que me dio un poco de miedo. Sobretodo cuando Jack me dijo:

- ¡Ahora, Shin, ataca a las tenazas!

Entonces di un certero golpe en una de las tenazas, pero con tanta mala suerte que se me quedó la espada clavada, y no tuve tiempo de sacarla, porque el antoleón empezó a agitar la tenaza herido, impulsándome hacia otro lado y cayendo de bruces a la arena caliente. Mientras tanto, Jack se defendía bien usando sus dagas y arremetiendo rápidamente hacia la cabeza del otro antoleón, luego fue a por el otro y logró sacarle mi espada de su tenaza, dejándolo “manco”.

- ¿Estás bien, muchacho? – Preguntó Jack una vez que se puso al lado mío y me entregó mi arma.

- Si, estoy bien; esos antoleones son muy fuertes.

- Te ayudaré a alivianarte el peso, es una técnica muy fácil y útil, que creo que sabes. Primero concentra tu Brainspirit en tu espada.

- ¿Concentrarlo en mi espada? ¿Cómo hago eso?

- ¿Recuerdas cuando lanzaste el Iceray?

- Si.

- Aquí es lo mismo, en vez de concentrar tu energía en tus manos, concéntrala en tu espada, así de fácil.

Entonces, me puse en guardia, y cerrando los ojos dejé que mi Brainspirit fluyese por mi cuerpo hasta llegar a mi espada, y cuando los abrí, observé que el filo brillaba.

- Excelente. – Dijo Jack -. Ahora estás listo para usar el “Zekhen Dash”.

- ¿”Zekhen Dash”?

- En el lenguaje arcaico quiere decir “Súper Barrida”, es simple, agarras vuelo estando en guardia y al mismo tiempo que te resbalas y apuntas dices el nombre del hechizo-ataque.

Nos pusimos al ataque entonces y empecé a correr a toda velocidad, estaba dispuesto a vencerlo a toda costa, el antoleón manco se acercaba a mi a la misma velocidad... faltaba poco para que chocáramos, ya estábamos medianamente cerca, “Apuntaré a su cabeza y lo atravesaré”, pensé y entonces enfilé la espada hacia esa dirección al mismo tiempo que me barrí por el suelo y dije:

- “¡ZEKHEN DASH!”

Lo que ocurrió después pasó muy rápido, un haz de luz me cubría las piernas, el antoleón rugía hasta más no poder y se volteaba y retorcía de dolor mientras repartía aguijonazos por todos lados (yo los esquivaba rápidamente), también vi que logré hacerle un herida bien abierta en el entrecejo que disparaba una especie de sangre morada a borbotones. Algo asqueroso pero cierto.

Jack tuvo algunas dificultades para vencer al otro antoleón, ya que sus grandes tenazas bloqueaban el Knife Storm, al final mi compañero tuvo que arreglárselas mareándolo (no se cómo lo hace para transformarse en sombra y tele transportarse, y eso que Jack no tiene sombra) para al final dejarlo muerto con el Shadowflux; no vi rastros de sangre alguna por todo el cuerpo de la criatura, pero como no se movía, ni rugía ni respiraba (se oye su respirar a la distancia), era deducible que el antoleón estaba muerto.

- ¡Shin! – Gritó Jack al ver lo que me sucedía - ¡Aprovecha su herida para usar el Lightning Slash, concentra tu Brainspirit y trata de partirlo en dos!

Corrí hacia donde estaba la herida esquivando uno que otro aguijonazo, mientras concentraba toda mi energía una vez más en mi arma; cuando estaba listo, salté al mismo tiempo que gritaba:

_ “¡¡¡LIGHTNING SLASH!!!”

Y de pronto, el cuerpo de la criatura se empezó a abrir en dos partes iguales, jamás creí que iba a hacer capaz de hacer algo así usando la legendaria espada de Longinus, fue impresionante. Entonces, para rematarlo (más bien para asegurar), usé el Phyrialix hasta dejarlo bien quemado.

- Excelente idea de usar ese hechizo de fuego, Shin. – Comentó Jack -. Así no tendremos que asarlo y preocuparnos por el veneno. ¿Te parece si almorzamos?

- Buena idea, estoy cansado.

Y así, nos pusimos en camino hacia nuestro pequeño campamento ubicado a pasos de aquí, trayéndonos consigo a los dos antoleones. Me sentía algo agotado, ya que nunca había usado tanto mi Brainspirit desde que luché con Jack, y ahora, luchando contra estos monstruos... estoy realmente impresionado, me pregunto si soy capaz de hacer eso y mucho más y que si sé más hechizos/ataques como los que hice hace un momento.

- Jack, ¿Cómo le hiciste para matar al antoleón que enfrentaste sin siquiera herirlo?

- Que bueno que me lo preguntas muchacho, el hechizo Shadowflux tiene en algunas personas y criaturas un efecto secundario, que es la supresión de almas.

- ¿A qué te refieres con...?

- El hechizo es más bien una trampa que un simple ataque, una vez que la masa oscura te atrapa, puede elegir entre capturar tu alma y suprimirla del mapa, o simplemente mantenerte atrapado, en una masa de la que es imposible zafarte.

- Que técnica tan cruel.

- No subestimes el poder del elemento oscuro. Bueno, comamos.

La carne de antoleón sabía exquisita, crujiente y suave al paladar, sabe como a jaiba (si es que comí una vez eso, no lo recuerdo), pero aun mejor. Jack me contó que algunos cocineros de Thremis conocen distintas técnicas para sacarle el veneno, y entre ellas está quemarlo hasta que el líquido se diseque, cosa que hice yo hace un rato; otra técnica que me contó Jack era que los cocineros partían en dos partes el duro aguijón con un machete bien afilado, y luego tanto el cuerpo como el aguijón lo exprimen para echar el líquido en unos frascos, una vez que le hayan sacado todo, el cuerpo lo muelen en unas trituradoras artesanales para luego hacer pasteles de antoleón, un exquisito manjar de reyes.

- ¿Y qué hacen con los frascos de veneno? - Pregunté

- Los venden a los alquimistas, y a buen precio. Hace unos años descubrieron que si los juntan con unos químicos que no me acuerdo cuales son, se puede utilizar como fertilizante para plantas. Mientras que algunos elfos de la aldea de Kaesian, al noreste de aquí la utilizan como medicina para el estómago.

- ¿Y cómo lo hacen para que el veneno no les afecte?

- No lo sé.

Seguimos comiendo tranquilamente. Eran más o menos las 26:45, según vi en un reloj que traía Jack. Mi compañero lucía tranquilo, tan callado como siempre, y el calor inmenso del desierto parecía no afectarle en absoluto. De pronto, sentí algo que llamó total y absolutamente mi atención: escuchaba ruidos extraños, como rugidos cortos, sonidos de “Claps” y patas arrastrándose por el suelo; una sensación extraña, por decirlo así.

- ¿Qué te pasa, Shin? – Preguntó Jack, al notar que estaba nervioso e inquieto - ¿Estás bien?

- ¿Escuchaste eso?

- ¿Qué cosa?

- Nos están observando.

Jack miró a todos lados como queriendo encontrar algo o a alguien; estuvo así largo rato sin ver nada, al final lanzó una carcajada y me palmeó el hombro diciendo.

- Parece que el calor desértico y las tormentas de arena afectaron a tu mente mucho más que a tu memoria, muchacho. Bueno, volveré a mi carpa, es hora de una buena siesta.

Así que lo vi alejarse de su carpa, riendo para mis adentros, aunque aún no me convencía de lo que estaba sucediendo. Sabía absolutamente lo que escuché, y les puedo jurar que me puse nervioso y mis pelos se erizaron. Hice bien en decir que aquello fue una sensación extraña, así que decidí mejor agarrar mi diario y ponerme a escribir en él un rato para relajarme.

* * *

46:28 hrs. Según el reloj de Jack

Ya es muy de noche, aunque el tiempo se me hizo corto escribiendo lo que pasó hasta ahora, así que voy a aprovechar de terminar de escribir lo que pasó hoy para ir a dormir.

Rato después de que Jack se fuera a dormir y escribiera mi diario, pasaron unas cuantas horas hasta que escuché de nuevo el ruido extraño; al principio lo ignoré, creyendo que se trataba de mi imaginación, pero horas después volvió el mismo ruido, pero esta vez acompañado de un sonido gutural, escalofriante y frívolo, cosa que me hizo temblar un poco.

Ya no podía más, tenía que enfrentar mis temores, así que fui a donde estaba Jack y noté que aún seguía durmiendo, luego saqué un pedazo de antoleón y me lo comí, para que no me diera hambre en el camino, y por último desenvainé mi espada y me dispuse a seguir la huella para saber de donde provenía ese extraño ruido.

Me escondí por varios arbustos desérticos y avanzaba sigilosamente, me tiré arena en la ropa para camuflarme, tal cual como Jack me dijo que lo hiciera, y repté por la arena en silencio para que nadie me viera, si es que alguna cosa o algunas personas se movían por ahí.

Avancé unos cuantos korim, y de vez en cuando sacaba la cabeza por los arbustos lentamente para mirar si había algo. El ruido se hacía cada vez más fuerte y escalofriante a medida que me acercaba, hasta que de pronto, los vi.

Eran antoleones, cinco de ellos, en posición de ataque (creo, por su posición y comportamiento amenazador) y observando el campamento que teníamos Jack y yo, y sobre todo observaban al cadáver del otro antoleón muerto que Jack había vencido. “Estarán planeando su venganza”, pensé, “Debo impedirlo a toda costa”. Avancé un poco más para mirarlos fijamente, y observé algo que me impresionó y asustó. De los cinco monstruos que había ahí, uno era más enorme y gigantesco que los demás, era él que transmitía ese ruido gutural y quien dirigía todo el asunto. “Ese debe ser su rey”, pensé, “Por todos los dioses, ahora sí que de esta no me salvo”.

Uno de los antoleones estaba mirando fijamente al arbusto, fue ahí cuando me agazapé bien oculto entre los arbustos y me abstuve de respirar para que no me sintieran, pero tuve tanta mala suerte que un grano de arena se me metió por la nariz y estornudé bien fuerte, cosa que advirtió a los antoleones y a su rey de mi presencia en el lugar.

Las criaturas se acercaron en tropel a mi escondite, así que salté y le di el Lightning Slash, al que tenía más cerca y le rompí una tenaza, éste ultimo empezó a lanzarme aguijonazos mientras los otros atacaban con sus tenazas; el rey permanecía quieto, con su aguijón erguido, esperando algo.

Los antoleones atacaban sin parar, no tenían piedad (si es que la conocían), y yo mientras tanto me defendía una y otra vez, sin tiempo de atacar o de usar un hechizo/ataque (que es como Jack me dijo que llamara a las técnicas de Brainspirit que usan los practicantes), cuando podía me abría paso embistiendo con mi espada, pero cada dos por tres me rodeaban y seguían atacando. Ya llevaba dos criaturas con las tenazas cortadas y uno sin aguijón cuando observé el del rey, vi que la punta de su enorme aguijón, donde almacena el veneno desprendía un brillo, un extraño brillo café rojizo que se acumulaba de a poco en ese punto y que se iba haciendo más grande a cada minuto. “¿Qué es eso?”, pensé, “¿Acaso los monstruos también usan Brainspirit?”.

Algo tuvo que interrumpir mis pensamientos, y por una buenísima y poderosa razón, ya que en un abrir y cerrar de ojos, el antoleón rey apuntó su aguijón en dirección al campamento. “Jack está en peligro”, pensé, “¡Maldición, debo advertirle! Pero, ¿cómo lo hago para hacerlo a tiempo antes de que dispare esa cosa?”. De pronto, sin pensarlo siquiera, el instinto me dominó igual que como lo hice con Jack hace días y junté mis manos concentrando mi energía; entonces, apuntando a la cola del rey grité:

- ¡¡¡LIT-BOLT!!!

De mis manos salió un sonido como si me electrocutara, y un rayo de luz salió de ellos; afortunadamente para mí, el rey se dio la vuelta y el disparo le llegó a los ojos, dejándolo ciego y logrando que detuviera su ataque. Era mi oportunidad, así que corrí a más no poder abriéndome paso a filo de espada, ya que las criaturas me cerraban el paso. Una vez llegué al campamento, me dirigí a la carpa de Jack y lo sacudí fuertemente.


- ¡Por Malignatus*, Shin! ¿Qué rayos te pasa?

- ¡¡¡Abandona tu carpa ahora, nos atacan!!!

- ¿Y quién nos ataca?

- ¡Antoleones, idiota! Su rey está con ellos y si no te mueves... ¡Kaboom!

Jack se levantó de prisa, no sé como lo hizo pero en dos segundos tomó su par de dagas (sus armas predilectas), su abrigo, su capa y su sombrero. Un hombre normal lo habría hecho en más tiempo, pero cuando mi compañero se transforma en sombra, es más rápido que la luz.

Una vez afuera nos acercamos a los monstruos armas en mano, pero nos detuvimos porque el rey, que seguía ciego, mandaba aguijonazos a todas partes y golpeaba con sus tenazas sin darse cuenta que él mismo mataba a sus compañeros “mandándolos a volar” como me susurró Jack hace rato. Después de unos minutos, recuperó la vista y se dispuso a cargar su energía en la punta de su aguijón.

- Oh, oh... – Comentó Jack – Esto no se ve nada bien.

- ¿Qué va a...?

- ¡¡¡CUIDADO!!!

Apenas alcancé a ver que el rey disparó su “rayo de energía” cuando Jack me empujó hacia el suelo para que no sufriera el daño (estuvo cerca), cuando nos pusimos de pie observé que el daño que había causado era enorme. Dejó la embarrada.

- Jack... – Titubeé – El campamento... la fogata... se incendia.

- Ese antoleón desgraciado.

____________________
*Malignatus: Dios de Ídem, representa al Elemento Oscuridad (N. del A.)

Justo en ese momento el enojo, el instinto y la adrenalina se apoderaron de mí ser y eché a correr en dirección al campamento, Jack salió tras de mí y me detuvo en pleno camino.

- ¿Se puede saber qué rayos vas a hacer?

- Punto Uno: Salvar el campamento. Punto Dos: Tengo una idea.

Junté mis manos y concentré mi Brainspirit, lancé el Iceray y noté que todo estuviese totalmente congelado, luego giré apara observar el inmenso bloque de hielo que se formó en lugar de la fogata.

- ¿Sabrías decirme cómo podría romperla? – Pregunté a Jack.

- Hay una técnica... – El rostro de Jack se ensombreció un poco, pero al mirarme desapareció - Muy pocos espadachines la saben, porque es muy poderosa, es capaz de hacer que tu espada sea de triple filo y si se la maneja lo suficientemente bien, sería capaz de partir una montaña en dos. La llaman... Retort.

- ¿Y cómo podría ejecutarla? – Pregunté.

- Ah, este muchacho. – Sonrió socarrón y continuó -. Punto Uno: Ponte en guardia y agarra vuelo. Punto Dos: Salta lo más alto que puedas. Punto Tres: Mientras estés en el aire, concentra tu energía en tu espada mientras la giras como si fuera una vara, cuidado con cortarte los dedos, y Punto Cuatro: ¡¡¡Ataca!!! Es una técnica muy difícil, pero sabiendo que tú eres el Elegido de Gaios, no te costará nada.

Y así, me puse a correr en dirección a los bloques grandes de hielo (las carpas congeladas) y agarré vuelo de ahí; apenas salté, empecé a girar mi espada lo más rápido que pude mientras concentraba mi energía y gritaba el nombre del hechizo/ataque. Por poco fracaso, pero el ataque fue un éxito, corté la fogata congelada en varias partes hasta que se convirtieron en pequeños pedazos filosos de hielo.

- ¡Ahora Jack! – Grité - ¡Lanza tus cuchillas! ¡¡Levitenz!!

- Tu lo has querido, maldito antoleón... ¡¡Knife Storm!!
Entonces, vi como los pedacitos de hielo que hice levitar, junto con las dagas que se multiplicaban de Jack, se dirigían directamente al rey antoleón dejando un círculo de humo. Cuando se disipó, notamos que no se movía, ni respiraba y que tenía las tenazas y el aguijón hecho trizas. Los dos lo habíamos vencido.

- ¡Por todos los dioses! – Comenté, mientras me tumbaba en el suelo al llegar al campamento - ¡Ese combate fue increíble, podría estar luchando todo el día pero estoy muy cansado!

- Esto es sólo para que te acostumbres, muchacho. Luego vendrán más combates... Y no solo combates, habrán batallas... ¡Guerras! Y cada una será más dura y cruel que la otra.

- Me lo imagino.

- ¿Cómo se te ocurren ideas tan geniales?

- No lo sé. ¿Y tú como lo haces para convertirte en sombra, si tú no tienes?

Esa pregunta que le hice lo pilló por sorpresa, observé fijamente que la expresión de su rostro cambió de emocionado a sombrío, y el brillo de la noche (¿Mencioné que ya era de noche? Perdónenme si lo olvidé) reflejaba la blanca piel de su rostro mientras se tapaba los ojos con su sombrero y su capa cubría su pecho.

- Creo... que es mejor que no lo sepas todavía, Shin.

Me puse de pie y me dispuse a encender el fuego, como los palitos estaban a medio congelar, usé el Phyrialix en ellos; los prendí bien fuerte para así aprovechar de que el fuego derritiera las carpas y se secasen. Mientras esperábamos, nos comimos lo que quedaba del segundo antoleón que matamos en el día y cogimos otros tres para el camino, ya que según Jack, llegaríamos a Azeroth dentro de dos días.

Terminamos de comer y me puse a caminar un poco alrededor del campamento, respirando el frío aire desértico nocturno, y reflexionaba acerca de las muchas cosas increíbles que hice hoy, y pensar que puedo hacer eso y mucho más... Sentí una mano fría en mi hombro, mientras apoyé un pie sobre una roca, me volteé; era Jack que me sonreía al tiempo que me hacía señas para que conversara con él.

- ¿Qué pasa, Jack?

- Bueno... Supongo que estás bastante relajado respirando el aire fresco, así que quise acompañarte. Las carpas no se secan todavía.

- Pues ven.

- Shin, me gustaría decirte una cosa, algo muy importante.

- ¿Qué cosa?

- Que si necesitas algo, ya sea ayuda o lo que sea... Puedes confiar en mí, Shin. Seremos buenos amigos de ahora en adelante.

Miré fijamente a Jack que me palmeaba el hombro, uno de sus ojos brillaba y me observaba, mientras su capa flameaba el viento tenue que fluía; me dio un poco de miedo, ya que tuve la misma sensación que sentí cuando se me presentó aquella ocasión en el escenario de la Posada del Diamante esa noche. Y pensar que ese hombre de 20 años con el que luché se convertiría casi de un día para otro en mi “amigo”, así que no tuve más opción que estrechar su mano y aceptar su muestra de amistad. Entre risas, ese apretón de manos se convirtió en un abrazo fraternal, fue un momento bonito, que creo que voy a dibujarlo, aunque sea el momento anterior a ese abrazo.

Luego de ese abrazo, volvimos al campamento y comprobamos si las carpas estaban secas. Bueno, no lo estaban del todo, aunque igual se podía dormir dentro de ellas, así que decidimos que llegando a Azeroth compraríamos carpas nuevas.

- Jack, ¿podría preguntarte algo antes de que se me olvide?

- Dime.

Estaba aún asombrado y ansioso por saber cómo lo hizo el antoleón rey para almacenar tamaña cantidad de energía en la punta de su aguijón, así que se lo pregunté.

- Verás, Shin. Los dioses le enseñaron el Brainspirit a Gaios, como un regalo de ellos por haber sido tan generoso con unos dragones a los que cuidó desde que eran unos huevos. Cosa que deberías tomar como obvia. Si los dioses crearon esta sabiduría mágica, es obvia la idea de que Ídem y toda materia que está sobre ella fue creada por el Brainspirit.

Rato después, Jack se fue a dormir. Yo aproveché de escribir mi diario para relatar lo que pasó hoy, vuelvo a la carpa de Jack y observé su reloj, eran las 48:50 hrs. Ya es muy de noche, así que me voy a dormir, mañana me espera otro día, que quizás no será tan pesado.


(Se nota que lo puse a la rápida, ¿verdad?)

sábado, marzo 03, 2007

Aviso:

1.- Volvíiii!!! y ahora con internet nuevo (Telefónica, o mejor dicho Timofónica, volvió loca a mi madre, ahora tengo VTR).

2.- El capítulo siguiente lo subiré mañana. Wii ¿los echaban de menos?

3.- Debido a que hace dos días que entré a clases, no me voy a conectar mucho a internet, pero no por eso voy a dejar de escribir y subir capítulos nuevos.

4.- Los que ya conocen este blog, aprovechen de recomendarselo a sus amigos, en post próximos haré una dedicatoria a todos los que me leen y los que próximamente me leerán.

Bueno, hasta el post de mañana!!

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution 2.0 Chile License.