lunes, febrero 05, 2007

Capitulo III
Visita al alcalde
El festival del Bakrash.
La legendaria Espada de Longinus.

Mozrich, día 16, mes del Wyvern*

Hace dos días que no escribo mi diario, he estado muy ocupado, pero ahora he pedido permiso a mi jefe para que me deje darme todo el tiempo que quiera para ponerme a escribir antes de irme del pueblo. Y no es que me hayan desterrado de este pueblo también, ni que haya cometido algo grave, de eso nada, es que... es algo que mejor explicaré desde que me levanté en la mañana.

El día estaba soleado, las aves del desierto de Sathin graznaban contentas mientras buscaban comida, y afuera, en la calle principal el silencio típico se convirtió en alboroto porque la gente estaba preparando todo para el festival. Cuando bajé a desayunar, el Señor Bannon se sorprendió al ver que “me levanté temprano” (y eso que siempre me levanto a esa hora), y me preparó una tarta de frutillas con jugo de cerezas. Era lo menos que podía hacer el por tener un asistente tan eficaz como yo, según me dijo.

- Probablemente no veas mucho entre el público y la gente que participará. – Siguió contándome –. Soy el aguador de los conductores de carros, lo he sido desde mi infancia... Sabes, me recuerdas a mi cuando tenía tu edad.

- ¿Por qué?

- Porque eres servicial con la gente, Shin. Tienes ese don que hace que la gente crea en ti y se mueva como nuestro planeta tal como lo hacían los dioses cuando existían en este mundo. En los tiempos en que estamos viviendo ahora, la gente como tú nos hace mucha falta.

- ¿A que se refiere con eso de los tiempos?
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* En Ídem, el mes del Wyvern es el cuarto mes del año. (Véase Tabla de Tiempo en Ídem y equivalencias con el planeta Tierra)
- Ahora vivimos en un mundo de opresión y oscuridad, Shin. Es largo y difícil de explicar para un muchacho de 16 años como tú. – El rostro del Señor Bannon se ensombreció un momento, pero cambió de expresión súbitamente. –. Pero cuando partas de aquí e inicies tu viaje por el mundo, quizá, lo sepas.

Rápidamente se comió el trozo final de la tarta cuando se paró de la silla y se acercó a la puerta mientras se despedía. Aproveché entonces de salir un rato afuera y caminar un poco. La calle principal era la que más movimiento tenía, gente que se movía de un lado a otro esperando a que llegara alguien (no sabía quien era en ese momento), gente que se amontonaba para alcanzar los primeros puestos para ver el desfile y más gente que cerraba sus negocios por el día.

Me alejé de la calle principal y giré a la izquierda por una calle angosta; el ambiente estaba muy silencioso, y podía notar que no había nadie en las casas. “Increíble”, pensé, “que tanta gente en el pueblo se reúna una vez a la semana para esto, y en esta solo lo hacen por mí”.

Más adelante había una bifurcación, tomé el lado derecho y seguí unos cuantos korim* hasta que desembocó en una calle más abierta que terminaba por la derecha a los muros del pueblo y por la izquierda, lo único que se hacía notar era un enorme edificio, que podría ser un palacio, de no ser porque estaba construido por troncos de palmeras, techo de paja y bloques hechos de barro desértico pegados con cal, un deleite para los ojos al ver la forma en la que estaba construida. Esto me llamó mucho la atención, así que me acerqué al edificio con pasos calmados; a medida el edificio se hacía mas visible, unos guardias que vigilaban la puerta conversaban en voz baja, y cuando me vieron pasar, me hicieron señas de que parase y se acercaron a mí.

- Tú debes ser Shin, el bakrash de esta semana, ¿no? – Preguntó el primer guardia que se acercó.

- Si, el mismo.

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* Korim: Unidad de medida de Ídem, es la de menor valor, equivalente a 1.25 metros terrestres. (Véase Tabla de Medidas de Ídem y equivalencias con el Planeta Tierra)


- Debes acompañarnos entonces. – Sentenció el segundo guardia, que llegó tras el primero –. El Alcalde de Mozrich te está esperando.

Entonces me tomaron gentilmente de los brazos y entramos por la puerta del edificio que, según pude ver en un cartel antes de entrar, era el Centro Cívico del pueblo. La mayoría de ciudades o pueblos tiene uno, y está bajo las órdenes de un alcalde que nombra el pueblo y jura lealtad a las autoridades reales, según me dijo el primer guardia mientras le preguntaba (no recordaba lo que era, por eso pregunté). Avanzamos por un amplio pasillo y subimos unas escaleras hasta un tercer piso, luego seguimos avanzando por otro pasillo un poco más estrecho hasta llegar al final.

- Espéranos aquí un momento. – Dijo el primer guardia –. El Alcalde no tardará en recibirte.

Me dejaron solo unos largos minutos (¡Menos mal que el día tiene 50 horas!), pero rápidamente abrieron la puerta haciéndome señas para que pasara. Entré cautelosamente, tratando de no tropezar ni nada que cause ridículo y entonces vi sentado en una silla ante una mesa grande, a un señor de unos 40 años de edad más o menos, con la frente clava, ojos oscuros, bigotes, arrugas, robusto y alto, que me miraba calurosamente.

- Entra muchacho, entra y siéntate. – Me dijo, una vez que lo hice avisó a los guardias que volviesen a sus puestos, quería que esta conversación fuese en total privacidad.

- Señor Alcalde... – Quise dar inicio a la conversación, pero las palabras no salían de mi boca, estaba nervioso, ya que era la primera vez desde que tengo el poco de memoria, que hablaba con alguien “importante” –. Usted me necesitaba para algo, ¿no?

El alcalde notó mi nerviosismo, porque sonrió y me puso una mano en el hombro.

- Relájate, aún quedan unos minutos para que se dé inicio al festival, y quisiera aprovechar este momento para saber del pequeño forastero que hizo furor entre los Mozrichenses, desde que llegó y capturó a Jack Sin Sombra usando tus extrañas cualidades contra las de él.

- Es Brainspirit, señor.

- ¿Brainspirit? ¿Te refieres a esa sabiduría mágica que controla los elementos, creada por el legendario Gaios, y que el Imperio considera una ciencia oculta y semi obsoleta?

- Ni siquiera sabía que tenía estos poderes, señor, es más, apenas los recordaba, no sabía que había un imperio tampoco.

- ¿Estás bromeando? – Bramó el alcalde, poniendo cara de no creer nada de lo que decía –. A tu edad, muchacho, deberías estar conciente de todo esto, ¿cómo es que ni siquiera sabes que el corrupto Imperio de Serris está intentando hacer que todas las sabidurías mágicas, desde eso que tú llamas Brainspirit, hasta la alquimia desaparezcan del mapa, y que nuestro aliado, el Reino de Thremis, al sur de aquí, está intentando protegerlos a todos, con el riesgo de que pueda comenzar una cruel guerra?

Al escuchar las palabras del alcalde, mi cabeza empezó a dar mil vueltas, “A esto se refería el Señor Bannon con eso de los tiempos difíciles en los que está pasando este planeta”, pensé. De pronto, vi cómo mi mente se transportaba a un lugar que me parecía familiar... ¡Era el mismo día y lugar donde fui desterrado! Sólo que había algo más extraño, algo que antes no recordaba y que con estas lagunas mentales podía observar con toda claridad. Era un hombre, no podía verle el rostro, porque llevaba una armadura completamente negra y completamente blindada, con una capa roja y una espada completamente oscura, lo único que podía ver de su rostro eran sus ojos... Eran de color rojo, brillante, penetrante y frío; y su voz... parecía que podía escuchar su risa maligna y sus palabras que sonaban como de ultratumba: “Muerte a los traidores, muerte a los infieles practicantes”. Sentí miedo, y me dolía la cabeza.

Cuando volví a la realidad, el alcalde me sacudía fuertemente y me preguntaba qué me pasaba, sacudí un poco la cabeza para calmarme un poco y dije:

- Señor alcalde, por favor... Esto es tan confuso, he perdido la memoria vagando por 50 días en el desierto y apenas recuerdo el día en que me desterraron sin razón alguna.

Al oír eso, el rostro del alcalde se ensombreció un rato, y luego volvió a su gesto amable.

- ¿Sabes de donde vienes? – Preguntó, ya más calmado.

- No lo recuerdo, solo sé que durante todo este tiempo he caminado hacia el sur hasta que di con este lugar, de no haber sido por el oficial Aron, quizá hubiera muerto.

- ¿Y qué es lo que recuerdas?

- Bueno, sé que me llamo Shin, no recuerdo mi apellido; recuerdo el día en que me desterraron de mi hogar, no me acuerdo donde; y además uso el Brainspirit, cosa que recordé cuando hice levitar el jarrón en la Posada del Diamante, y mejoré con la práctica en la noche que capturaron a Jack. – Al decir ese nombre, algo vino como un flash a mi mente, porque dije: - Hablando de él, la noche en que combatimos me puso un epíteto raro... Me llamó “Elegido de Gaios”.

El alcalde me lanzó una mirada escrutadora antes de continuar hablando, revisó todas las facciones de mi cara. No soy muy bueno para el dibujo pero intentaré dibujarme.

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Dibujo horrible, ¿no? Pero así soy yo, además, puedo mejorar. *
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* El autor no se hace responsable por las críticas acerca de los dibujos de los personajes. Es más, por si las dudas, reconoce que dibuja pésimo.

Luego de que me mirara la cara me dijo que me pusiera de pie y empezó a revisarme con la mirada, comprobó lo alto que era (me faltan tres palmos más o menos para medir dos korim), que no era muy corpulento ni macizo que se pueda decir, y todo esto mientras susurraba “Imposible... Esto no puede ser”.

- Disculpe, señor alcalde. – Le contesté con altivez, me estaba poniendo nervioso –. Me está poniendo incómodo con su constante “curiosidad”, ¿me podría decir qué es lo imposible?

En ese instante, el alcalde empezó a contarme una historia muy bonita, se trataba de un hombre llamado Gaios que venía probablemente de un sitio que no aparece en el mapa (Unknown Territory, como suelen llamarlo), de cómo viajó a un planeta llamado Tierra, de cómo los terrícolas colonizaron nuestro planeta e intercambiaron cultura con los Idemianos, de cómo enseñó el Brainspirit, de la Primera Rebelión, de una espada legendaria y de una profecía que según los monjes de los templos dedicados a los dioses elementales (hay 1 por cada elemento y con Gaios son 10). Al final de la larga historia pregunté

- ¿Y que tiene que ver todo esto conmigo?

- No lo sé; hay algunos fanáticos de la fe que dicen que la profecía está empezando a cumplirse, eso lo ignoro totalmente. Pero si Jack Sin Sombra te llamó “Elegido de Gaios”, creo que deberíamos hablar con él, ¿tienes pensado ir al interrogatorio después del festival?

- Si, Señor Alcalde.

- Pues me parece perfecto, así podremos aclarar todas tus dudas.

En el mismo instante en que terminamos esta larga conversación, uno de los guardias que anteriormente me condujo hasta allí, apareció en la sala.

- Señor Alcalde, - Dijo el guardia, después de la correspondiente reverencia –. ya está todo listo para que comience el festival, los pueblerinos están esperando la presencia de ambos.

- Entendido, - Respondió el alcalde -. ¿tienes preparada la carroza?

- Solo llegar y subir, e inmediatamente partimos a la plaza pública, señor.

- Perfecto. – Sentenció el alcalde mientras me dirigió la mirada haciéndome señas de que viniese con él -. ¿Vendrás conmigo, Shin?

- Como usted mande.

Tan poco nos demoramos en bajar las escaleras y subir a la carroza, que en cinco minutos llegamos a la pequeña plaza pública de Mozrich. Había mucha gente esperándonos parada en la acera; otra mas formada para el desfile, esperando el comienzo, algunos guardias que no participaban del desfile que imponían el orden y unos pocos músicos que le ponían algo de ambiente a la ceremonia.

El pueblo estaba reunido alrededor del centro de la plaza donde nos instalamos, mientras un griterío de júbilo, vítores y aplausos nos recibieron en cuanto nos abrimos paso. El alcalde una vez se subió al “podio” (nada más era una pequeña construcción en forma de cúpula, donde los pocos nobles más el alcalde se dirigían al pueblo), hizo señas con las manos para que la muchedumbre se callase, pero al no hacer caso, un oficial que estaba mezclado entre ellos, subió al podio y aclarando su garganta gritó:

- Necesito su atención, por favor. – Al ver que parte del bullicio aminoró, el oficial repitió más fuerte -. ¡Su atención, por favor! – La muchedumbre cesó de súbito -. El señor alcalde dirigirá unas palabras para inaugurar el festival.

La gente permaneció en silencio, obviamente, quizá por miedo a aplaudir al alcalde que ahora aclaraba la voz para que los hiciesen callar de nuevo.

- ¡Pueblo de Mozrich! – Comenzó su discurso -. Como cada semana nos reunimos justamente aquí, en esta plaza que nosotros mismos hemos construido, en este mismo pueblo que nuestros ancestros crearon y que por generaciones hemos cuidado con un solo propósito: El de cuidar de aquellos forasteros perdidos en el desierto, ayudarles en todo lo que podamos hacer para que cuando continúe su viaje, lo haga contento y con el bello recuerdo de un pequeño pueblo que dio su vida por su bienestar. – Guardó silencio un rato, hasta ahora las palabras del alcalde me habían parecido muy emotivas -. Y ahora, nosotros seguiremos esa costumbre, y por medio de esta gran fiesta, los quiero invitar a que hagan feliz a este joven que está conmigo. – Me hizo señas para que me acercara. -, que gracias a su humildad y su valentía, ha logrado que recuperemos la tranquilidad que siempre nos ha caracterizado. Y ahora, antes de que iniciemos el momento que todos estamos esperando, me gustaría que Shin, nuestro bakrash, único jurado de la competencia de carros alegóricos, y héroe del pueblo, les dirigiese unas palabras.

Al escuchar la última frase, se me pusieron los pelos de punta... Nunca antes había hablado ante tanta gente, cosa que me puso muy nervioso. Conté las cabezas con los ojos, eran como unas 3000, contando las personas que estaban alrededor del podio, las que estaban en la plaza, las que estaban detrás y las que miraban desde las ventanas y las azoteas de sus casas.

- ¿Nunca habías hablado ante tanta gente, Shin? – Me preguntó el alcalde, que ya había notado como tiritaba de nervios -. Es fácil, respiras hondo al principio cerrando los ojos y luego exhalas al mismo tiempo que los abres, mientras te imaginas a la multitud en trapos menores. Nunca falla.

Intenté decir “Gracias”, pero el habla no me salía. Hice lo que el alcalde me dijo, me costó un poco imaginarme a la gente semi desnuda, pero ya me sentía más relajado.

- Amigos y pueblo de Mozrich. – Comencé -. Me es muy grato estar aquí como anfitrión de este festival, quiero que sepan que nunca antes conocí a gente tan cálida, gentil y simpática como sus habitantes, o sea ustedes; y que si pudiera me quedaría aquí para siempre, lástima que dentro de unos días partiré. Bueno, ahora con la presencia del señor alcalde y de todos ustedes, los invito a dar inicio al festival del bakrash.

Al terminar, la gente me aplaudió bien fuerte y me vitoreó. El alcalde me guió hasta una silla en una tribuna para observar atentamente el desfile, mientras el se sentaba al lado mío.

La comparsa estuvo muy entretenida, los alfareros y pocos orfebres del pueblo construyeron un jarrón gigante con incrustaciones de joyas y piedras preciosas, y lo transportaban en su carro mientras bailaban al ritmo de la música. Luego venían los representantes del sector norte que para mi sorpresa hicieron un carro alegórico con la forma de mi cabeza, muy bonito. Después los del sector sur hicieron una especie de dragón negro, el señor alcalde me dijo que así era más o menos King Eaco, el rey oscuro enemigo de Gaios en la Primera Rebelión. Luego los del sector este con el oeste adornaron una carreta con flores muy preciosas mientras unas chicas las lanzaban al público que observaba la escena; el alcalde me dijo que esas flores las trajeron de Thremis, ya que como estamos en pleno desierto, no florece mucho aquí. Posteriormente, los panaderos hicieron un pastel gigante de cartón con una vela encendida; parte del acto incluía que usara el Iceray sobre la llama para apagar la vela. Y por último y lo que más me impresionó, fue el carro alegórico de la policía, que hicieron una figura de mi en tamaño natural juntando las manos a punto de lanzar un hechizo. Muy impresionante, cosa que hizo que ganaran el festival.

Cuando todo terminó (eran las 20:15 de la mañana)*, fuimos con el señor alcalde, Aron y el capitán Bertonius a la cárcel, ya que había que hacerle el interrogatorio a Jack.

- Jack Sin Sombra – Comenzó el capitán -. ¿Seguro que te llamas así?

- Así es como me llaman. – Respondió Jack -. Prefiero no revelar mi verdadera identidad.

- Ten en cuenta que estás ante la policía, - Prosiguió el alcalde - aquí estás obligado a hacerlo.

- Está bien, mi nombre es Jack Terrierhawk, de Thremis.

- Jack Terrierhawk, - Continuó el capitán - se te acusa de asaltar varias casas en nuestro pueblo, de agresión a la fuerza pública, y de agredir a un hijo ilustre del pueblo – Dijo esto último refiriéndose a mi. - ¿Cómo se declara?

- Medianamente inocente.

- ¿Y por qué?

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* Recordemos que el día tiene 50 horas




- Primero, tuve que asaltar casas por la necesidad, en otros pueblos hice eso muy pocas veces, cada vez que quería comer o dinero para comprar comida, cosa de la que estoy muy arrepentido. Segundo, soy un ciudadano thremisense, practicante de Brainspirit de nivel avanzado del elemento oscuro y además soy espía del reino, tengo órdenes expresas de la reina Milena para encontrar a Shin, lo pueden ver en esta carta que tengo aquí. – Jack sacó de uno de sus bolsillos un sobre y se lo extendió al alcalde.

- ¡Por todos los dioses! – Exclamó éste último al leer la carta - ¡Está diciendo la verdad!

- Y tercero, cosa de lo que también me arrepiento un poco, es lo de agredir a la fuerza pública, ya que lamentablemente interferían con mi misión, y tenía que cumplirla a toda costa, tal como dice en la carta.

Hubo un minuto enorme de silencio, cosa que dejó a todos reflexionando qué hacer. Al final, yo rompí el silencio, ya que se me ocurrió un “idea”.

- Capitán, habrá alguna posibilidad de que yo ordene que lo liberen, ¿no?

- Shin, este hombre en cinco ciudades es considero como un peligro para la sociedad, ¿estás seguro de lo que quieres hacer?

- Jack tuvo que hacer muchos sacrificios para cumplir su misión, y no quisiera estar en su lugar pudriéndome en una cárcel una vez que me encuentra. Por favor libérenlo.

- Pero... Aún hay una cosa que me gustaría aclarar – Profirió el alcalde. - ¿por qué llamaste a Shin “Elegido de Gaios”.

- Esa es la razón por la que busco a Shin, existe una profecía escrita desde el fin de la primera rebelión que indica que este muchacho será el sucesor de Gaios: El Maestro de la Guardia de Cristal, lo puedes ver aquí Shin.

Al instante, Jack me extendió un pergamino que decía:

En un futuro muy remoto,
Vendrá de una tierra desconocida.
No recordará nada de su pasado
El joven de los ojos de cielo,
Y cabello dorado como el sol.
Gaios ha elegido a ese joven
Que dominará su sabiduría mágica mejor que él
Y derrotará a la oscuridad que corromperá al mundo.
Este muchacho será capaz de dominar
A todos los elementos habidos y por haber,
Luchará con la espada legendaria de Gaios,
Y la oscuridad temblará bajo su armadura de cristal.

- El muchacho al que se refiere esta profecía... – Dije -. ¿Soy yo?

- Sí, Shin. – Respondió Jack – Por eso debo llevarte conmigo a Thremis, la reina estará feliz de conocerte.

- Pues bueno. – Interrumpe el capitán – No se habla más del asunto. Jack Sin Sombra, serás liberado mañana al amanecer, ya que deberás cumplir tu condena.

- Está bien. – Dijo Jack y al instante se dirigió hacia mi – Para entonces ya estarás listo para partir, ¿verdad?

- Si.

Rato después de que llevaran a Jack a su celda, el capitán me llamó a su despacho para hablar conmigo. Se le veía en la cara que se le esbozaba una sonrisa.

- Shin, quiero que tengas en cuenta unas cosas antes de partir de viaje.

- ¿Cuáles, capitán?

- Necesitarás algunas provisiones para el viaje, así que quiero hacerte unos regalos. En primer lugar quiero dejarte esta bolsa con 5000 fares que te servirán, junto con algunas vituallas por si te da hambre en el camino. Y por último... – El capitán tuvo que interrumpirse para ponerse de pie y sacar de un armario una capa con capucha -. Esto es para las tormentas de arena, te protegerá del viento y de la arena en los ojos, también sirve para el frío en la noche.

- Muchísimas gracias, capitán.

- No hay de qué, buena suerte en tu viaje.

A la mañana siguiente me levanté temprano y fui a la salida sur de la ciudad donde me estaba esperando todo el pueblo para despedirme.

- ¿Así que ya te vas, Shin?

- Si, señor alcalde; lástima que no me puedo quedar aquí un tiempo más.

- No hay problema, todos confiamos en que vuelvas pronto.

- ¡Oye, Shin! – Exclamó Marcos, el panadero, que se acercaba. – Estos panes que te dio el capitán ayer los hice yo con todo cariño, ojalá los disfrutes.

- Gracias, Marcos.

Luego me dispuse a acercarme a Jack que ya me estaba esperando.

- Shin, antes de que partas, quiero darte algo que te servirá. – Dijo y sacó de su espalda una espada envainada, era muy brillante y tenía incrustaciones de oro y obsidiana. – Esta es la espada que vas a usar de ahora en adelante, es la espada de la profecía, la legendaria espada de Longinus.

- ¿Espada de Longinus? Vaya... No sabía que Gaios forjaba cosas tan maravillosas.

- En el camino te enseñaré a usarla, a juzgar por tus habilidades aprenderás en un abrir y cerrar de ojos.

- Bueno, ya estamos listos.

- Ojalá recuerdes siempre al pueblo de Mozrich. – Dijo el alcalde, luego dirigiéndose al pueblo alzó las manos diciendo – Bueno, hagámoslo tal cual como lo ensayamos... a la una... a las dos... y a las tres

- ¡¡¡HASTA LA VISTA, SHIN!!!
Y así fue como empezó mi viaje, ahora con Jack a mi lado iniciaremos a cumplir una profecía que recién está comenzando a trabajarse.

2 comentarios:

Caata dijo...

xO
Cool
Cool
Re-cool!
Continua escribiendolo Francisco!!


Saludos!

Fean dijo...

"El autor no se hace responsable por las críticas acerca de los dibujos de los personajes. Es más, por si las dudas, reconoce que dibuja pésimo."


XD!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!



pero por lo menos esta vez no fue en paint...



...
le dan 5000 fares y por atrapar a jack daban 300 XD!!!!!


y me pillo eso de jack : o pense que era un malo que queria capturarlo..

wena historia!

Saludos!

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